¿Cómo puede
llegar a tener usted ese gran deseo? Para ello, debe comprender los beneficios
eternos y temporales de la oración. Cuando miramos en la Biblia, descubrimos
poderosas oraciones. Vemos a Moisés, un hombre que tenía poder en la oración y
era capaz de hablar con autoridad, no sólo a los enemigos de Dios, sino también
al pueblo del Señor. Al orar él, las plagas vinieron sobre Egipto, o se abrió el
Mar Rojo delante de Israel. Pero, ¿cómo adquirió Moisés su poder en la oración?
Mediante una vida de oración.
Elías fue el
profeta de Dios durante uno de los peores tiempos de la historia de Israel. Por
aquel entonces, el pueblo había empezado a adorar a Baal, y Elías oró
poderosamente desafiando a sus profetas. Al recordar su historia, pensamos en
el poder que tenía; pero debemos considerar el origen de tal poder. Elías era
un hombre de oración, que pasaba horas e incluso días orando. Esta fue la razón
por la que, cuando el profeta fue arrebatado en el torbellino por el carro de
fuego, los hijos de los profetas lo buscaron en los montes de Israel.
Sin embargo,
nadie ha manifestado jamás el poder de Dios como su Hijo: Jesucristo. Antes de
comenzar su ministerio público, Jesús dedicó tiempo a estar con el Padre en
oración, y se sabe de El que pasó períodos orando a solas. Ese fue el origen de
su poder. El Señor no podía hacer nada a menos que el Padre se lo revelara.
LA ORACION NOS HACE MAS EFICACES, POR
QUE EN ELLA SE NOS INDICA QUE DEBEMOS DECIR, HACER, EN QUE TIEMPO, Y DONDE.
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